ETAPA 7. DE EL REAL DE LA JARA A ALMADÉN DE LA PLATA.

ETAPA APADRINADA POR JOSÉ DOMINGO Y MARIBEL.

Menudo ejemplo de esfuerzo y superación. Creo que hoy por hoy sois la única pareja que conozco que me puede seguir el ritmo. Aunque más bien creo que soy yo el que os puedo seguir a vosotros. Caminad, caminad, caminad. Y disfrutad. Gracias Maribel y José Domingo. 

Contador de Kilómetros: 140,7

Recorrido de la etapa 7 

Hoy he dormido en el Albergue Municipal de El Real de la Jara. Era el único usario, cosa extraña, pues esta etapa de hoy es la única del GR 48 que coincide con el Camino de Santiago. Me levanté temprano, desayuné, y antes de irme me pasé por un cartel del pueblo para agradecer a los padrinos de ayer. Tampoco me pude resistir a echarle una foto al skyline de El Real antes de partir.

El camino de hoy ha sido muy agradable. Buen firme, sin ascensos o descensos bruscos, bien señalizado, con tramos de niebla tras las lluvias de ayer lo que le ha conferido en algunos momentos tintes fantasmagóricos. Atendiendo a las (sabias) palabras de Pablo, he decidido tomarme la etapa de hoy más como un paseo. He estado relajado, cantando a tramos. Qué diferencia con la etapa de ayer.

He seguido el Camino de los Bonales que salía exactamente del albergue municipal. En breve la vista alcanza a un espectacular cortijo, el de Los Aguados. Preciosa la vista con los jirones de niebla alrededor. Se sigue por esta pista terriza sin complicaciones, en el entorno de Los Bonales, una dehesa pura de encina que hoy, con los tramos de niebla, ha sido un gusto. En un giro a la derecha del carril, el camino se vuelve sendero y comienza el ascenso a la sierra de Encinarejos. Con pendiente moderada a fuerte, pero no muy larga, la subida nos recompensa con unas estupendas vistas sobre el valle del Rivera del Cala. En este punto, he oído un ruido gutural que me sonaba. No, no era yo mismo (mal)cantando. He vuelto a oir la berrea. Unos 15 o 20 minutos en los alrededores de la sierra de Encinarejos. Todo indica que a partir de ahora lo oiré cada vez más a menudo y más intensamente. Cruzo los dedos para ver si en alguna de las etapas acabo oyendo como chocan las astas. 

 Cortijo de los Aguados.

 Camino de los Bonales, entre la neblina.

 Vista desde el alto de Encinarejos dirección al Rivera del Cala.

En toda esta parte de la etapa, la dehesa se enbosquece, con aparición de monte mediterráneo. Y al monte, le ponen las primeras lluvias. El aroma se ha vuelto embriagador, sobre todo por la jara pringosa bien mojada; este ha sido otro placer de este tramo. Tras rozar el Rivera del Cala, el camino vuelve a ascender hasta alcanzar una explotación ganadera que parece más bien un zoo. Si alguien conoce a niños de ciudad que son ajenos al mundo rural, éste es el sitio ideal para que aprendan. Uno de los tramos, se puede decir que es "un camino de mierda", con perdón. Está pegado a los comederos de cabras y ovejas y son metros y metros de excrementos acumulados. Muy curioso y nada desagradable.

 Telaraña secándose al sol.

Pisando caquita de cabra.

Aquí las responsables de tamaña inmundicia.

Tras esta explotación, el camino llega a una espectacular casa, la de La Postura, que sorprende por lujosa en medio del campo. Desde ahí se encaminan los pasos claramente ya hacia Almadén, dejando a la izquierda el peculiar cerro de Los Covachos, yacimiento de mármoles de colores explotado desde antiguo, y cuna de una de las cuevas más interesantes en lo que a registro del Neolítico andaluz se refiere. Y tras atavesar un campo, pero esta vez de paneles solares, se desemboca en la población desde la Plaza de Toros.

 La casa de La Postura. Los Colby versión Sierra Morena.

¡Cochina vida!

Como la vecina Real de la Jara, Almadén ha desarrollado una red de servicios dirigida a los usuarios del camino de Santiago. Yo en concreto me he alojado en el Alojamiento La Casa del Reloj: una casa antigua, preciosa, donde Daniela y Luis me han tenido a cuerpo de rey. Vaya gusto escribir la crónica de la etapa desde este patio maravilloso, con una suave música clásica que acaricia toda la estancia. Guau. Asimismo, desde el ayuntamiento, Guillermo, Carmen Mari y Lorena se han volcado para que mi estancia sea un placer, ocupándose de que no me falte nada para comer ni para cenar. Asimismo, me han puesto en contacto con Miguel Ángel, melojar de renombre en el pueblo. 

 Daniela en su casa, que hoy ha sido la mía.

 El equipo del ayuntamiento. ¡Menudos cracks!

La localidad ha estado vinculada desde siempre a dos factores: la extracción minera y la ruta de la plata. Una inscripción lapidaria romana, la identifica como la aldea de Pagus Marmolarius, es decir un enclave pequeño, dedicado a la extracción de mármol. Posteriormente, en la dominación árabe, tomó relevancia y fue Al Medin Palat, las minas de la calzada. Pero el gentilicio de melojares, es muy posterior, cuando en el siglo XVIII se afamó el aprovechamiento apícola de esta zona.

El castillo cuesta de encontrar. Uno anda buscando un castillo o sus ruinas en algún punto elevado, y cuando Miguel Ángel, que participó en su excavación, me ha contado que el castillo es el edificio del Ayuntamiento, que no está ni de largo en el punto más alto del pueblo, me ha dejado descolocado. Pero todo tiene su explicación: las ruinas del castillo se asientan sobre lo que originariamente fue un fortín romano, que controlaba el acceso a una zona de extracción minera que hoy está totalmente imbuída en la localidad. Esa zona, pese a tener zonas más elevadas no muy lejos, se encuentra en un pequeño altozano, que cumple los estereotipos de poblamiento pre-romano. Así que Almadén es minera desde hace ya varios miles de años. Posteriormente, romanos, árabes y cristianos aprovecharon la construcción previa, engrosando los muros cada vez más. Ya mucho más tarde es cuando el pueblo ha absorbido totalmente la fisonomía del castillo, dejando algunas pruebas en restos de torres circulares alrededor de la pared del ayuntamiento, o incluso en algunas casas: por ejemplo, hemos entrado en un bar en el que el patio tiene una falda de muralla de varios metros de longitud. 

 Ayuntamiento, con una torre del castillo reconstruída. Parte de la torre que se ve al fondo, es original.

Restos de la muralla en el patio de un bar.

La población creció en dirección norte a partir de la reconquista, pero siempre manteniendo un trazado Norte-Sur que todavía se mantiene en la actualidad. Esa fisonomía alargada se debe a la ruta de la plata, camino eterno que ha unido Andalucia Occidental con el Noroeste de la península desde la edad del bronce, porque precisamente los dos elementos necesarios para fabricar bronce, encontraban su principal abastecimiento cada uno en uno de estos extremos.  Ligado igualmente a este camino, se encuentra la Torre del Reloj. De lo que fue originariamente una ermita (en la puerta de entrada se puede apreciar el resto de un arco original de la puerta de la ermita), por desamortización se pasó a Hospital (en la acepción de albergue) y de ahí a antiguo ayuntamiento. Su aspecto es francamente curioso.

Primera calle, pegada al Castillo, por la que se expandió la localidad.

Esta y la siguiente, vistas de la Torre del Reloj.

Por último, la iglesia parroquial de La Virgen de Gracia, tiene altas posibilidades de que se edificara sobre algún templo árabe, pero no se ha permitido aún la excavación para comprobarlo. La insólita construcción triangular adosada a la torre, es una escalera para poder subir a la misma, que está en la construcción desde su origen. Y en general, es encantador el trazado de las calles, con un caserío homogéneo que le confiere un carácter muy peculiar.

Vista de la Iglesia, muy cerca del castillo.

Detalle de una laboriosa farola.

Gracias Guillermo, Carmen Mari y Lorena. Y gracias Daniela y Luis. Con vuestra cercanía habéis conseguido que me lleve a Almadén por siempre conmigo.

Mañana, etapaza de 45 Kilómetros. Y luego, dos días de descanso. Hasta el domingo no editaré la próxima etapa. Espero que no hagáis zapping y no paséis a otro blog (broma). Pórtense bien.