.

.

ETAPA 15. DE CERRO MURIANO A VILLAHARTA.

domingo, 27 de septiembre de 2015

ETAPA APADRINADA POR DAVID Y JOSEP.

Que cimientos más firmes. Siempre os tengo ahí. Somos, con el paso del tiempo, como unas muletas bidireccionales. Siempre apoyándonos, siempre pudiendo contar con vosotros, y vosotros conmigo. Y no me voy a repetir, si vuelvo a decir SIEMPRE. Estoy muy contento de que forméis una parte tan estructural de mi vida. Gracias Josep y David.



Contador de Kilómetros: 363,6


Esta noche he vuelto a dormir aceptablemente bien, a pesar de que ayer me metí en la cama frunciendo el ceño y refunfuñando tras estudiar la etapa de hoy. Me agobiaba que trascurriera en su mayor parte pegada a una carretera nacional. Pliego de descarga: Es cierto, pero el ruido más o menos lejano, más o menos constante, se ve compensado sobradamente por una etapa bien señalizada, fácil de recorrer y con muchos alicientes. A veces, pese a mi naturaleza por preveer las cosas, éstas no son lo que parecen.

A las siete y media salía en dirección siempre norte encaminándome primero hacia la Estación de Obejo, luego al Vacar y después hacia Villaharta. El sol me ha saludado hoy más tarde, pues he andado en la cara oeste de una serrata que me acompañaba a mi derecha, más allá de la carretera. La primera sorpresa ha sido circular por la base militar. Eso no ha sido una sorpresa en sí, sabía que tenía que pasar por ahí. Lo que no imaginaba es que al pasar a las 8:00 en punto iba a oir a toda leche la diana. No me he podido resistir y he tenido que grabar un video. Pero lo que más me ha impactado es que justo después, a toda leche también, un audio de un tipo con una voz férrea ha dicho "¡A continuación, se va a proceder al izado de la bandera!" Y seguidamente una tonada que conozco, pero que no tenía ni idea de que era militar. La conozco porque era lo que cantaba la Antonia de los morancos cuando cogía al muñequito de la trompeta que tenían encima de la tele. Me he meado de la risa yo sólo, que un poco de humor solitario a las ocho de la mañana es un regalo.

El "otro" Cerro Muriano

 Ahí está ese sol.

Mi camino ha estado tapizado hoy en muchos momento por estas flores. ¿Alguien sabe qué son?


El camino va subiendo de forma muy ligera, convertido ya en sendero y siguiendo el trazado de la vieja amiga, Cañada Real Soriana. Esta misma via de comunicación coincide aquí con: el camino mozárabe de Santiago, la línea de tren Córdoba-Almorchón y la nacional 432 Córdoba-Badajoz. De hecho, ha habido un momento que estando yo en el GR-Cañada Real-Mozárabe de Santiago, podía ver, en un nivel algo superior, la vía del tren, y arriba del todo la carretera. No somos nadie, que diría Carmita, la madre de mi Beni. Tanta modernez, y seguimos usando los caminos de siempre (guiño). He pasado la estación de Obejo, con el pequeñajillo embalse de Guadanuño y he seguido hacia el Vacar, siempre con la misma pauta: sendero entre encinas y pasto, muy bonito, con la carretera cerca pero sin demasiadas molestias.
El "mini" embalse de Guadanuño.

 Este entorno, ha compensado el ruido de la carretera.

 En la base, el GR. A media altura, la línea negra es la vía del tren. Arriba, la carretera.

 
Pronto he llegado a El Vacar, punto intermedio de la ruta de hoy, donde por cierto me he tomado un café. Que no siempre tiene uno esa posibilidad. Impresiona su castillo, en una loma alta a la derecha. Mazacote en plan fortaleza que inocentemente he pensado que podría fotografiar de más cerca. Se trata de una construcción califal, que pese a estar parcialmente en ruinas, presenta un porte espectacular, y que justo al salir del Vacar se le pierde la pista, así que, mi gozo en un pozo. El camino se dirige, ahora sí decididamente hacia mi meta. Con un largo tramo por carretera y carretera auxiliar me he entretenido acompañando a mi sombra. Eso ocurre por primera vez en este GR, pues es el primer momento de estos casi 400 Km en el que mi dirección es claramente hacia el norte. 

 Iglesia de El Vacar. Al fondo a la derecha, se aprecia el castillo.

 Persiguiendo una sombra.

Tras dejar atrás el asfalto se toma la cuesta de la matanza (hacia abajo, menos mal), para dirigirse al entorno de las Fuentes de Agua Agria. Un conjunto de fuentes que manan aguas de sabor discutible pero de indiscutibles beneficios terapéuticos, lo que ha sido durante años el motor de la economía de Villaharta, que ya se encuentra muy cerca. El GR pasa (casi) por la Fuente de El Cordel, y justo al lado de la de Malos Pasos. Para las demás hay que desviarse. Me he parado en la primera, la del Cordel. Abierta, y además, como todas las otras, con su particular caseta. El agua tenía un sabor... malo, la verdad. Vamos, que te ponen ese agua en el grifo de tu casa y denuncias a la compañía. Pero aquí la gente la bebe a conciencia, y con gusto. Y después he pensado que seguramente podría llegar a acostumbrarme. He seguido, en un privilegiado entorno, y he llegado hasta la fuente de los malos pasos: cerrada. Y como me había dejado atrás un desvío de 400 metros hasta Fuente Agria, que es la que le da más fama al lugar, he decidido acercarme a probarla. No he podido, pues también estaba cerrada, pero luego os cuento algo más y os pongo alguna foto. De vuelta al camino y tras una moderada ascensión, he llegado a Villaharta.

La cuesta de la matanza. Abajo Fuentes Agrias.

 El entorno de Fuentes Agrias. 

Fuente del Cordel
 
 Caseta de la fuente de los Malos Pasos.

 
Llegar a un pueblo pequeño tiene sus ventajas: había perdido el teléfono de Juan Claudio, mi contacto, y sólo he tenido que preguntar una vez para que me dirigieran sin pérdida hasta su casa. Al poco rato, ya estaba alojado en el polideprotivo municipal. Y tras la ducha, sorpresón en uno de los bares del pueblo: Hoy migas. Riquísimas, y además con el efecto repentino y muy deseable de caída del mundo de la vigilia para entrar en una de las siestas que mejor gusto me ha dejado esta aventura.

Al despertar de la siesta, no he podido a hacer mi ruta, pues estaba comenzando a descargar una tormenta, pero ya al finalizar y con un aire más fresco, me he dado una vuelta por el pueblo. Los entornos de Villaharta han estado posiblemente habitados desde tiempo celta. Eso indican los hallazgos en algunos puntos del término municipal. Por aquí estaría también la romana Casóbriga, que sale referenciada en varios textos y que se encontraba en el camino que unía Corduva con los Pedroches y que luego fue aprovechado por la Cañada Real Soriana. El pueblo actual, surgió como mayorazgo feudal del señor de Albendín y tras su poblamiento original acabó obteniendo el villazgo unos años después, en el siglo XVII. Fue siempre señorial, llegando hasta la casa de Alba por sucesivas sucesiones (perdón por la cacofonía) a principios del siglo XIX. Eso se nota en el trazado de sus calles, que no presentan excesivas sinuosidades como en los trazados árabes, y en la modesta, aunque pintoresca, arquitectura popular. 

 Skyline del pueblo tras la tormenta. Las dos siguientes, detalles del entramado urbano.




Pozo, en la calle del Pozo. La siguiente, el coche fantástico versión Villaharta.




La Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Piedad, de principios del siglo XIX se muestra elegante en un pequeño alto. Tiene un retablo barroco que viene del manasterio de Pedrique, que está lejos del centro urbano y se remonta al siglo XIII, como enclave de retiro espiritual. Las campanas de la iglesia repican a menudo en el pueblo, con alguna tonada en horas determinadas, lo que le da un encanto especial.



Por último, a principios del siglo XX, los manantiales de Fuente Agria que siempre habían sido conocidos en el pueblo, pasaron a adquirir una gran importancia. A finales del siglo XIX, gracias al empeño de un ingeniero civil que se encontraba realizando la obra de la carretera de Córdoba a Almadén, Elías Cervelló, se analizaron las características de estas aguas. Él estaba convencido que podían ser curativas en muchas patologías, y no se equivocó. Declaradas de utilidad pública en 1873, su composición rica en óxidos de hierro, bicarbonatos de sosa, cal y magnesio, y la presencia de cloro, amoníaco, potasa y ácido sulfúrico, aunque pueda parecer que lo que harían es envenenarnos, en realidad ayudaban a curar males relativos a afecciones urinarias, desarreglos menstruales, y ayudaban a la función digestiva y al sistema bascular. Se instalaron entonces dos balnearios: siendo simplistas podríamos decir que el de los pobres, Fuente Agria, y el de los ricos, Santa Elisa. Ambos dieron un gran impulso al pueblo e incluso se genero una barriada al pie del manantial de Fuente Agria, que todavía perdura.

 Barriada creada alrededor de Fuente Agria. La siguiente, caseta metálica de la fuente.


Gracias Alfonso y gracias Juan Claudio por vuestra hospitalidad. Un placer haber estado en Villaharta.



1 comentarios:

Anónimo 5 de octubre de 2015, 1:43  

Hola Jona. No soy nada bueno con las plantas, pero me parece que las flores de la foto son de Cólquico, Azafrán silvestre, Falso azafrán, etc... (Colchicum autumnale). Muy bonitas!. Felicidades por las entradas del blog. Son espectaculares. Un abrazo. Roger

  ©

Back to TOP  

Ir Arriba