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ETAPA 5. DE ARROYOMOLINOS DE LEÓN A CALA.

martes, 15 de septiembre de 2015

ETAPA APADRINADA POR MANU Y RAFA.



Mis torbellinos. Siempre proactivos. Sois el ejemplo de cómo hacer que los días parezcan de 26 horas y los meses de 35 días. Junto a Pin y Pon sois lo más divertido que me ha pasado en la vida, y me habéis demostrado tantas veces que estáis ahí y que queréis estarlo, que no puedo más que quereros. Gracias Rafa y Manu.




Contador de Kilómetros: 96,5 

Recorrido de la etapa 



Segunda noche consecutiva que duermo a cuerpo de rey. Bueno, en una cama, como dormís todos vosotros; pero yo, ahora, valoro mucho una cama.
Hoy he caminado el tramo de Arroyomolinos de León hasta Cala. 14,8 Km con algunos tramos muy muy buenos.

Justo al inicio se choca con la idiosincrasia del lugar que abandono, Arroyomolinos. En pleno estiaje, el camino va durante un tramo paralelo a uno de los arroyos de la zona, con un aceptable caudal de agua que no se encuentra en estas fechas en otros muchos lugares de la sierra. Pronto el camino comienza su ascenso hacia el alto de los Grabieles. El camino, con un empedrado de excelente factura, asciende por la umbría, constante y con una densidad vegetal importante. En este tramo se me ha cruzado un zorro precioso, casi oscuro y con la cola erguida de un rojo intenso. Pronto he llegado a la cima y otra vez me he puesto tontón, pues desde aquí se aprecia, mejor aún, Corterrangel. He tenido que llamar a mis vecinos Frasco y Palmira porque me podía la morriña. Igualmente se apreciaba el embalse de Aracena, y Corteconcepción con su inimitable silueta alargada.

Arroyo paralelo al camino.


 Vista desde el alto de los Gabrieles. Pantano a la izquierda y silueta alargada de Corteconcepción a la derecha.


Hete aquí otro tramo que me ha disparado al corazón. La bajada, por la solana con su denso monte, desemboca en una preciosa dehesa, los Llanos de la Nava, cuyo tránsito ha sido exquisito. Me ha cruzado un abuelo con un coche antiguo, y me ha dicho si me llevaba a algún sitio. Un poco más adelante, lo he encontrado parado, alimentando a unos guarros. Hemos hablado de la montanera, y de las lluvias que están por llegar, y de setas. Ha sido un rato que me meto en mi bolsillo. Durante varios kilómetros el camino se alarga por esta preciosa hondanada, subiendo y bajando, para pasar a un entorno de jaral-retamar en el descenso al valle de la Rivera del Hierro. 

 Descenso por la Solana de Los Gabrieles. Los llanos de la Nava al fondo.


 Dehesa de los llanos de la solana.


 Bajando a la Rivera del Hierro.
 

La Rivera del Hierro ha sido un sorpresón. Un cauce con un caudal razonable, con peces, solitario, lejos de todo. Y con los restos de un molino, que es el que ha promovido que Cala tuviera un camino claro para llegar hasta aquí: el molino de la parra.

 Rivera del Hierro, con el molino.

Vadeando.

Tras un exigente primer repecho, el ascenso continúa algo más suave, hasta la sierra de los Castillejos. Por el camino, siempre presente a la derecha, la explotación de las Minas de Cala. Huella de la humanización de la sierra desde antes de los romanos, y que tras más de mil años inactiva, volvió en los últimos años (desde finales del siglo XIX) a explotarse. Eso sí, con parones y achuchones.

 Vista lejana de las minas de Cala.

Tras coronar los Castillejos, por pista terriza con algunas subidas, acabamos descendiendo hasta Cala. El entorno en esta zona presenta un precioso alcornocal, que en algunos tramos, con la saca recién hecha, desenvuelve su máxima belleza.
 
¡Vaya alcornocal guapo!


Arte moderno en la sierra (broma)

 Terminando la etapa.

Cala son sus calliches. Juanma me ha recibido muy amablemente, poniendo a mi disposición todo lo que he necesitado para la estancia en el pueblo,con una sonrisa siempre por delante. Y me ha presentado a Inma y a Carmen, que me han ayudado a comprender un poco más este bello pueblo.
El pueblo está ligado a sus extracciones mineras, que han poblado la zona desde tiempos muy antiguos. Aún así, los vestigios de la población actual sólo se remontan a la época de dominación árabe y, sobre todo, a partir de la reconquista. Lo primero que hemos visto es la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena. Inma, es la restauradora del retablo de madera, de la escuela de Alejo Fernández, del siglo XVI. Pues nada más comenzar la restauración, que había que realizar ex situ, sorpresón: apareció una pintura mural por debajo del retablo, y ¡se trataba de otro retablo enteramente!. Las sorpresas no terminaron ahí: la pintura tenía su fecha y era anterior al retablo de madera, pero... sólo 40 años. ¿Qué pudo hacer que un retablo tan laborioso y bonito sólo se expusiera 40 años y después se tapara sin que haya quedado constancia clara del motivo? Pues la hipótesis más plausible, es que como la pintura refleja un evangelio apócrifo, con iconografía que aparece en una leyenda provenzal de Santiago de la Vorágine, se decidiera "vetar" la pintura poniéndole el retablo de madera encima. En cualquier caso, en el altar se encuentran los dos para el disfrute de quien quiera visitar Cala. Importante también el techo artesonado de la iglesia, que no es nada común en la sierra.
Retablo pintado al temple. La figura superior es un fresco anterior.

 Retablo en madera.

 
Hemos visitado también el otro centro religioso del pueblo: la Ermita de la Virgen de Cala, a las afueras. En una de las ventanas, hay una piedra de lo que parece ser una lápida romana. También con el techo artesonado, sorprende por su amplitud y su preciosa línea.

 Carmen e Inma, mis anfitrionas, a la puerta de la ermita.

Vista interior de la ermita, hacia la puerta. Se aprecia el techo artesonado.


Y por último el castillo. Situado ya en la segunda línea de defensa de la banda Gallega, ha presentado un aceptable estado de conservación al estar relativamente alejado de la población. Además ha sido restaurado recientemente lo que asegura su pervivencia. Las vistas sobre la sierra de Tentudía y el fértil valle que se extiende a sus pies son excepcionales.

 Vista parcial del Castillo.
Esa cosina cuadrada encima de la montaña, es el monasterio de Tentudía.

Interior del castillo.

Cala desde lo alto de su vigía.

Gracias Juanma, y gracias Nico, y gracias Carmen y gracias Inma. Ha sido un placer que compartáis conmigo vuestro amor a este pueblo. ¡Ah! Y los niños caliches también están por unGR48muyparticular; cuando me han visto se han interesado por el proyecto, y aquí os dejo una foto del futuro del pueblo.


P.D.: Asoma una incipiente lesión en el talón de aquiles del pie derecho. Veremos a ver mañana, que además el tiempo da agua.



3 comentarios:

Pin 15 de septiembre de 2015, 14:16  

Cuida ese pie ! Ve a la farmacia y comprate apositos! (Cala es muy bonita,a mi me gustó)

Unknown 15 de septiembre de 2015, 22:33  

Es muscular. He tomado ibuprofeno me he puesto reflex y un calcetín doblaito en el talón para amortiguar el golpe continuo

Kobos 15 de septiembre de 2015, 22:37  

Cuídate. Aprovecha, descansa y recupera.

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