ETAPA 13. DE ALMODÓVAR DEL RÍO A SANTA MARÍA DE TRASSIERRA.
viernes, 25 de septiembre de 2015
ETAPA
APADRINADA POR CARMEN Y TOMÁS.
El olor
a cremita más rico de toda la sierra es mi padrina. Y el cocinero
más bonachón de la comarca es mi padrino. Sois ese punto de humor
reposado que hacen entrar ganas de sentarse siempre cerca de
vosotros. Y os volcasteis desde el principio con este mi proyecto,
que también es vuestro. Gracias Tomás y Carmen.
Contador
de Kilómetros: 317,5
Hoy ha
sido un claro ejemplo, lo mismo que en la Puebla, de cómo en una
cama que a priori parece ideal para descansar, es el propio cuerpo
(corrijo: la propia cabeza) la que se convierte en el cuello de
botella para determinar si se descansa o no. Está claro: hoy he
descansado menos de lo que debiera.
A las cinco
ya estaba roneando, así que tras hacer todos mis quehaceres con
parsimonia, eran las siete menos cuarto cuando me ponía en marcha. Y
hoy sí: hoy me encuentro sólo regulín. Me siento muy cansado, y
así me he sentido todo lo que va de día. Espero que las facilidades
que me ponen hoy en Santa María de Trassierra para dormir, se
traduzcan en un profundo descanso esta noche. De momento la siesta ha
sido antológica, aunque me he despertado con el mismo cansancio en
el alma. Digo yo que tenía que pasar un día. He estado en la
farmacia, y voy a pasar a tomar un suplemento vitamínico con jalea
real y ginseng a partir de ahora, para complementar el discreto
suplemento de vitaminas que tomo desde que comencé el GR.
El
primer tramo del camino que he hecho sin luz, sube por el camino
del alto de Alisne, un primer escalón en el ascenso a la sierra. Aún
estaba oscuro pero he podido comprobar como el camino avanzaba entre
olivos en un ambiente bastante humanizado. Con las primeras luces, he
podido ver el cortijo de Alisne Alto con el embalse de la Breña
detrás. Eran tan primeras, las luces, que no he podido ni
fotografiarlo. Poco a poco ha ido apareciendo a mi alrededor una
dehesa, pero de las que yo no conocía. Se trata de una dehesa mixta
de encinas y acebuches, con muy poco monte. Subiendo sin excesos, el
sol me ha acabado guiñando un ojo en la carretera poco transitada
que lleva a Las Cobatillas.
Otro amanecer en plena naturaleza.
Dehesa mixta de encinar y acebuchar.
Sin
dejar de ascender, el camino se mete después en la finca de
Villalobillos, donde me planteo poner una "mini" bandera
azul. Es así porque el sitio es precioso: un enorme pastizal rodeado
de dehesas, ondulante, con el cortijo de Villalobillos en lo alto y
que era precisamente ahora cuando menos encanto puede desarrollar.
Transitar por aquí en otoño, invierno o primavera tiene que ser un
deleite. Se acaba finalmente accediendo a la finca La Porrada para
tener, ahora sí, un potente ascenso para llegar al cortijo de la
Porrada. Debo decir que estas dos fincas dan un poquito de grima,
porque en la puerta tienen mensajes tipo "que viene el coco"
que no sé muy bien como tomármelos: "Toros bravos sueltos"
en una justo al lado del mojón del GR y "Finca provista de
sistema de detección de personas" en la otra, también al lado
del mojón. He estado a punto de volverme para Portugal, que era lo
que parecía que querían señalar con los mensajitos dichosos. Desde
esta subida, le he lanzado un último achuchón a Almodóvar del Río,
que se despedía de mi vista.
Mi sombra se alarga por el campo en Villalobillos. La Huerta de los Ídolos al fondo.
El paso por Villalobillos me ha hechizado.
Al fondo, desdibujada por la bruma, se despide la patria cuca.
Finalmente
se alcanza La Porrada, precioso cortijo en medio de un paisaje que
empieza a mudar rápidamente. Ya aparecen alcornoques, el entorno se
embosquece, manchas de pinares, encinares y alcornocales endoselan el
paisaje. Se gira a la derecha en busca de la vaguada de Matalagartos.
De ahí hasta la Gamonosa, de forma progresiva la cobertura se va
densificando para terminar metidos, ya cerca de Trassierra en un
auténtico bosque húmedo que me ha sorprendido. Cuando enlazo dos o
tres etapas en la que no aparece un entorno claramente de bosque,
pienso que ya no lo voy a volver a ver. Así que cuando lo
reencuentro me da un pellizquito. Y en medio de este maravilloso
entorno y con un exceso de cansancio, he llegado a mi meta, Santa
María de Trassierra, donde el presidente de la asociación de
vecinos, Rafael, me deja quedarme en su casa, hospitalidad que
agradezco hasta el infinito, pues hoy necesito más que nunca una
buena cama para descansar.
Let's dance!
Por fin asoma la Porrada, con un claro cambio de paisaje alrededor.
Otra vez he vuelto a ver alcornocales deliciosos.
El bosque se echa en lo alto del camino al final de la etapa.
Santa María de Trassierra es una barriada de Córdoba, situada a unos 20 kilómetros del núcleo urbano. Pero no
siempre ha sido así. Trassierra fue villa durante
mucho tiempo, y estubo mucho más poblada que en el momento que pasó
a depender de la capital cordobesa. Así que el 1 de Enero de 1846 se
le privó de su villazgo, lo que tampoco ayudó mucho a su posterior
desarrollo. De su época gloriosa queda constancia de dos ilustres
vecinos. Uno de nacimiento, fue Beatriz Enríquez de Arana, novieta
de Colón, y madre de su hijo Diego Colón. Así que seguro que el
descubridor estuvo por estos lares. Y otro ilustre aunque no nació
aquí fue Luis de Góngora, que fue párroco de la Iglesia durante
algunos años y que habla de Trassierra en alguno de sus poemas. Tres
son los puntos neurálgicos de la barriada: la iglesia
gótico-mudéjar, el pozo de las nieves y la fuente del Elefante.
La
iglesia, es de planta sobria y su tamaño nos traslada a la
importancia que tuvo que tener el lugar antaño. No he podido entrar,
pero tiene un retablo del siglo XVI que procedía de la catedral de
Córdoba y aquí se quedó. En un pequeño alto del núcleo urbano,
destaca por ser la única construcción histórica de la zona.
Vista derlantera de la iglesia. La siguiente, detalle de la puerta.
Rafael
me ha acercado también al pozo de la nieve. Durante unas decenas de
años Trassierra monopolizó el comercio del hielo en Córdoba,
gracias a la construcción de este pozo en 1823. No era tanto la
recolección de nieve de nevadas, sino más bien de hielo de heladas
y escarchadas. Sorprendentemente profundo, presenta varias capas de
aislamiento en la parte más susceptible al calor y un sistema para
la evacuación del agua que aprovecha el desnivel en el que se
localiza. Hablando de la localización, la barriada se encuentra como
dije antes en un entorno espectacular. Diferencias de temperaturas en
el mismo momento de hasta 10 grados respecto a la capital, hace que
en verano se convierta en un foco de segundas residencias. Y se ha
potenciado al máximo su patrimonio de caminos y micológico. Con un
centro de interpretación muy interesante (el único de la provinca
de Córdoba) sobre la cultura de la seta, se generan jornadas
micológicas, senderos especializados y todo tipo de actividades.
Rafael accediendo al pozo de la nieve.
Ejemplo de casa de segunda residencia en la zona.
El
emblema de la localidad, es un elefante. ¿Y eso? La Fuente del
Elefante, de la época califal, es un manantial con un elefante que
hasta hace 20 años se ha mantenido en su sitio, a las afueras de la
localidad (mañana pasaré cerca). La pieza está en el
museo Diocesano, por encontrarse la fuente actualmente en terreno de
la iglesia. La fuente formaba parte de una mansión de recreo de los
califas y todavía son visibles sus conducciones hidráulicas. Pero
su origen es anterior, ya que el acueducto de Valdepuentes, de origen
romano, recogía el agua de este manantial para llevarlo a Corduva, y
lo que hicieron los árabes fue reutilizarlo para abastecer de agua a
Medina Azahara.
Reproducción en tamaño real del elefante.
También
es importante recalcar que la zona es un foco de la memoria histórica
de la guerra civil. Por estos parajes y durante algunos años, la
guerrilla continuó defendiendo las ideas republicanas, con su
principal figura, Julián Caballero, el alcalde comunista de
Villaviciosa, al que acabaron dando muerte una mancha de agentes de
la guardia civil en el entorno del barranco de la Huesa, muy cerca de
aquí. Las posibilidades de interpretación de este y otros sucesos a
través de senderos que salen desde Trassierra es un valor añadido
a esta recomendable visita.
Muchas
gracias José Manuel y muchas gracias Jerónimo. Y ¡muchas gracias
Rafael por tu hospitalidad y por tu tiempo!
.
4 comentarios:
Animo y descansa. Mañana estarás mas fuerte!!
Feliz y merecido descanso.
Animo Amigo!!! ya hubieras dado dos vueltas a Menorca en el GR 223. jeje. A ver si esa Jalea hace su función y te llena de energía.!
Publicar un comentario