ETAPA 0. BARRANCOS.

ETAPA APADRINADA POR ÉVELYN.

Mi rubiaza. Una lluvia de sensibilidad, humor, compromiso e infinito cariño riega nuestra amistad desde hace ya mucho tiempo. Tenerte cerca tan a menudo es una bendición. Eres nuestra chispita vital y esperamos que sigas siéndolo por mucho tiempo. Gracias Évelyn. 

Pablo me ha traído a Barrancos, desde Aroche, esta tarde. Hemos atravesado Las Contiendas, ese terreno en permanente disputa durante varios siglos entre los municipios de Aroche y Moura. Se disputaba el terreno, pero también es innegable que se compartía la cultura a uno y otro lado de lo que hoy es la frontera. La prueba la estoy viviendo aquí, en Barrancos, donde todo el mundo me habla en español y no estoy teniendo ningún problema de comunicación. Es cierto que en la arquitectura popular de esta zona hay muchos puntos en común con la arquitectura serrana que yo conozco, pero también aparecen como destellos peculiaridades que nos han hecho sentir, desde el primer momento, que estábamos al otro lado. El pueblo en sí, está encaramado en un cerro, rodeado de dos barrancos que lo circundan y que riegan algunas huertas en la parte baja. Hemos paseado por sus calles que conducen irremediablemente a sus dos puntos de máximo interés: la plaza donde se encuentra la Iglesia de Ntra. Sra. De la Concepción, el ayuntamiento y la sede del municipio, y por otra parte la iglesia de Sam Bento, en el punto más alto de la localidad y junto al cementerio, espectacular.

Lidia Segao, arqueóloga, nos ha enseñado el patrimonio histórico de la localidad en el Museo Etnográfico, con un epicientro casi embrujado: el castillo de Noudar, a unos 14 km del núcleo urbano. Y lo defino así, porque en el mismo enclave se han encontrado huellas humanas desde el calcolítico a la reconquista, pasando por poblamientos íberos, romanos, paleocristianos y árabes. Me cuesta recordar algún lugar donde se hayan puesto a excavar y hayan encontrado tantas huellas superpuestas, una tras otra. Lídia nos ha explicado todos los peldaños que ascienden desde los primeros pobladores, por esa escalera del tiempo, hasta la actualidad. Ha sido muy muy interesante, y os recomiendo a todos una escapada al museo. No os defraudará.

Antes lo perfilé, pero merece la pena explicarlo: en Barrancos se habla español, portugués y barranqueño. Y nos podemos entender todos, pero como dos barranqueños se pongan a hablar rápido entre ellos, aquí ni los españoles ni los protugueses tenemos nada que hacer. Es un canto, una modulación ondulante que me ha dejado enamorado. Aunque me quedo con lo primero que dije: prima la comunicación, todos me han hablado en español desde el primer momento.

En cuanto a mi alojamiento de hoy, gozada máxima. Estoy en el cuartel de los bombeiros voluntarios do Barrancos. Es una figura que no existe en España, ya que son voluntarios. Y además no se encargan únicamente de los fuegos, sino que atienden a muchas otras eventualidades. Jacinto, Manuel, Carlos y todo el cuerpo, se están portando de 10.

No querría terminar, sin deciros que el ayuntamiento de Aracena, ha accedido a una última petición que le habíamos realizado: han puesto a mi disposición dos accesos libres a las grutas de Aracena para cada uno de los consistorios donde voy a pasar noche. Se crea así una suerte de vínculo entre los pueblos, que agradezco enormemente. ¡BRAVO ARACENA!

Detalle de calle barranqueña.

 Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción

 ¿Alguien se anima?

Pablo. Barrancos.

Barrancos. Jona.

Panorámica de Sam Bento. Punto más alto del núcleo urbano.

Cementerio. "Ma queao muerto"

 Lidia en el museo. Como pez en el agua.

Estos bomberos son la caña.

 

Termina el día 0. El sol desde mi ventana.

mucho