ETAPA 6. DE CALA A EL REAL DE LA JARA
miércoles, 16 de septiembre de 2015
ETAPA
APADRINADA POR CRIS Y MANU, MARCOS Y VANESSA.
La savia
nueva que me envuelve. Siento una extraña unión con los cuatro:
queremos vivir esta vida, aquí, con tanta fuerza, que no
desfallecemos y nos atamos con vínculos invisibles a estas encinas,
a estos atardeceres solemnes, a cada piedra del camino que une
Corterrangel y Cortelazor. No olvidéis esto nunca: somos un ejemplo
a seguir. Gracias Vanessa y Marcos y Manu y Cris.
Contador
de kilómetros: 126,4
Track no
disponible: 29,9 Km.
Esta
mañana, cuando me levanté, pensé: La lluvia y el dolor en el talón
de aquiles puede ser que me estropeen la etapa. Ñoñerías. Para
estropear una etapa bien, pero bien, lo que tiene que pasar es que el
móvil termine de hacer crash.
Y así
ha sido: al acabar de desayunar, el amigo ha empezado a comportarse
de forma extraña y antes de 15 minutos ya era imposible hacer nada
con la pantalla (que se rompió la semana pasada, pero seguía
funcionando hasta ese momento). No fotos. No track (aunque he podido
consultar la distancia). No llamadas. No Whatsapp. No facebook. Y lo
peor, nada de consultar la topoguía o el trazado de la etapa.
Terror.
Al
llegar a Santa Olalla del Cala, punto intermedio de mi ruta de hoy,
me han permitido llamar a Pablo desde la oficina de La Caixa, y así
intentar ponerle remedio al desavío, aunque aún no sabemos si será
con móvil nuevo, o con tablet o con qué. Pero vamos, que espero que
esta sea la única etapa en la que no haga fotos. Tengo un ángel a
mi vera, y creo que no voy a tener tiempo suficiente en esta vida
para poderle agradecer todo lo que se sacrifica por mi. Y voy a dejar
de llorar, que como mis lágrimas se carguen el teclado del PC, apaga
y vámonos.
Con un
saco lleno de disculpas me presento ante la etapa de hoy y ante el
Real de la Jara, pueblo final de etapa, pues no voy a poder colgar
ninguna foto. Expongo igualmente mi firme propósito de enmendar la
situación repitiendo algún día próximo estos caminos y vistando
El Real para hacer fotos y así, completar la entrada de hoy en el
blog.
Lo que
tenían que ser 27 Km se han convertido en 30, por dos partes del
camino con deficiencias de señalización que, unido a mi
imposibilidad de apoyarme en la topoguía, han hecho que diera varios
rodeos antes de retomar la buena senda. Además, con Mariola en el
ayuntamiento esperándome para llegar antes de las dos, con el móvil
sonando cada poco, pero sin poder ni apagarlo ni contestar. Y con
lluvia, que no ha sido un problema insalvable y la mayor parte del
tiempo me ha gustado, pero que en algún momento ha colaborado a que
todo fuese un poco más caótico hoy.
El
primer error ha sido justo al salir de Cala. Esta mañana, antes del
cataclismo, desde el gimnasio donde me he alojado he dado un repaso a
la etapa de hoy, y me quedaba muy claro que comenzaba por la zona de
la ermita. Pero al terminar de desayunar, en pleno shock por mi apeo
tecnológico, he seguido otra calleja que tenía señalización del
GR 48, ésta más pegada a la carretera. Y cuando llevaba un rato en
esa calleja, más pendiente del móvil que de otra cosa, es cuando me
he dado cuenta que de ermita nada de nada. He vuelto sobre mis pasos,
algo mosqueado porque efectivamente en la calleja está perfectamente
señalizado el GR 48. He ido a buscar el camino desde la ermita, y lo
he seguido, pese a que sólo tenía señalización de sendero local.
Unos cuantos kilómetros más adelante, han comenzado a unirse a los
hitos del SL, los del GR. Señores responsables: ARREGLEN ESTO.
El
ascenso es suave, muy bonito entre dehesas de encinas con algún
alcornoque, y olivares de bajo rendimiento. Al final, cuando ya se
comienza a bajar, aparece a la izquierda un enorme agujero: las minas
de Teuler. Se trata de la antigua zona de extracción, al borde de la
corta, que está inundada de agua de un color casi metálico. Las
terrazas de alrededor también delatan la presencia industrial. Se da
algún pequeño rodeo para ir a buscar el antiguo trazado del tren,
asomando a la izquierda unas enormes filas de escombreras. Aún así,
la zona está muy poblada de vegetación; se trata de una extraña
mezcla.
A partir
de ese momento, se sigue el trazado del antiguo tren, por lo que el
firme es llano y está en buen estado. Es fácil imaginarse, sobre
todo en los puntos donde se aprecia el corte en la roca que hubo que
hacer para crear la línea, cómo debía ser el paso de los trenes
cargados de minerales. Pone un poco los pelos de punta. Casi al final
del trazado, se topa con un enorme olivar por donde ya asoma el
castillo de Santa Olalla, y que nos acompaña prácticamente hasta
llegar a la localidad.
El
segundo tramo, hasta el Real de la Jara, da un pequeño rodeo para
vivir a fondo el ecosistema de ribera, en el río Rivera del Cala.
Tras dejar atrás el entramado de carreteras de la autovía de la
plata, el camino penetra por una preciosa dehesa, a ratos de encinas,
a ratos de alcornoques, bastante clareado. Resulta muy curioso el
afloramiento de grandes, medianas y pequeñas rocas graníticas, que
en algunos lugares forman auténticos berrocales. El tránsito, desde
luego, es precioso. Pronto, se desemboca en la Rivera del Cala, a la
altura de las ruinas de un molino, y con un vado que lleva a una
cancela. Y aquí está el segundo error/horror en la señalización.
¿No cruzo y a la izquierda? ¿No cruzo y a la derecha? ¿Cruzo y a
la izquierda? ¿Cruzo y a la derecha?. He tenido que tantear varias
veces las posibilidades hasta que, al no cruzar y seguir a la
izquierda, pero muy muy adelante, he visto el ansiado mojón. Señores
responables: ARREGLEN ESTO. El resto del camino hasta El Real de la
Jara avanza por este alucinante ecosistema, con una señalización
bastante deficiente, sobre todo en el entorno del centro de
interpretación. Así que he dado el salto a la provincia de Sevilla,
y ya estoy en el Real de la Jara.
El
pueblo y sus mojinos (el gentilicio popular de los realeños), muy
cerca del Rivera del Cala, da la bienvenida al parque natural Sierra
Norte de Sevilla (a dos kilómetros del Real hay un centro de
interpretación sobre todo el entorno ribereño). Su patrimonio se
centra en la iglesia de San Bartolomé, la Ermita de la Vírgen del
Rosario y el castillo, restaurado y que se eleva soberbio sobre todo
el centro urbano.
Está
extendida la creencia de que debido a su riqueza minera, era un
centro de la cultura tartessa, aunque no hay evidencias que confirmen
este punto. Sin testimonios palpables de su pasado romano o
paleocristiano, la dominación árabe le otrogó su nombre de "Xara",
que derivo en El Real, por el apoyo recibido por los reyes católicos
en la reconquista de terriotorios situados más al sur.
El
castillo es ahora mismo espectacular, tanto o más que sus vistas,
que llegan hasta el castillo cercano de Santa Olalla del Cala.
Situado en la segunda línea de defensa de la Banda Gallega, sufrió
menos, y no estaba muy deteriorado. Fue uno de los primeros de la
zona en recontruirse. Una leyenda que incumbe al castillo, está muy
consolidada en el pueblo: en la reconquista, se dice que un ciervo
mostró a las tropas cristianas el flanco más débil del castillo
sitiado, ayudando a la caída de los musulmanes. Ese ciervo, aparece
en monumentos por la localidad. Incluso se encuentra en el escudo
del pueblo.
La
iglesia parroquial de San Bartolomé es de nueva planta tras la
reconquista, no aprovechando ubicación previa de ningún culto
anterior. Guarda a la patrona, la virgen de los remedios. Existe una
acalorada disputa sobre si una pintura que se halla en el templo, es
obra de Zurbarán o no. Aunque paerece ser que se trataría más bien
de algún discípulo de su escuela sin identificar. La puerta de
entrada fue construída por el mismo arquitecto que construyó el
acceso a la catedral de Sevilla.
Bajo
basamentos árabes, y habiendo sido incluso una cárcel, se encuentra
la ermita "de los Remedios", aunque la imagen no está allí, sino en la Iglesia. El arco central de su puerta es
muy llamativo. De allí sale la calle más antigua, Cervantes, que
lleva a la Torre del Reloj, que actualmente alberga un museo de
ciencias naturales.
Mariola
me explica igualmente una peculiar fiesta que ocurre en Febrero, la
de la Matanza. Tras un despiece explicativo de un cerdo, se pasa a
una animada puja pública por las piezas del cerdo, en mitad de una
plaza. Todo un evento.
Gracias
Mariola, por ocuparte de mi en un día en el que lo he visto todo un
poquito negro. Cuando venga a hacer las fotos, ¡será un placer
volver a verte!
2 comentarios:
Muy buena la "crónica" de la etapa de hoy. Estoy enganchado absolutamente a tu aventura, y como he comentado quzá otra vez... con mucha y sana envídia.
A pesar de que por circunstancias tecnológicas adversas no has podido acompañar el texto con imágenes, es igual de interesante... o más.
No sé si puedes, quieres o debes desvelar tu secreto, pero me gustaría conocer, cómo eres capaz de retener todos los datos, recodos, pasos, lugares, etc., que luego reflejas en la redacción de la entrada... ¿Tomas anotaciones durante la ruta? ¿tomas notas de voz?. Me resulta muy curioso, porque a veces e intentado plasmar negro soble blanco, alguna "rutilla" o "escapada" que hago pero me resulta verdaderamente muy difícil poder recordar todos los aspectos o los más peculiares e interesantes de éstos "paseos".
Entendería que no quisieras desvelar tu "secreto", aún así.... gracias, disfruta y haznos disfrutar a l@s que te seguimos. ¡Ánimo!
Muchas gracias kobos! Eres un pedazo de fiel lector! ;-)
Es una mezcla de memoria (muy apoyada en las fotos,porque cuando hago una foto es porque me impacta,y si me impacta lo recuerdo...) y de audios de voz. Éstos últimos, los uso sobre todo cuando voy con gente con los pueblos.Ellos explican, yo tomo el audio interpretando y si me tienen que corregir les sale la corrección sola
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